lunes, 11 de abril de 2011

RESIDUOS RADIACTIVOS

  La industria nuclear considera residuo radiactivo a cualquier material que contiene radionucleidos en concentraciones superiores a las establecidas por las autoridades competentes y para el cual no está previsto ningún uso.
      Los residuos radiactivos se pueden clasificar de muy diversas maneras en función de sus características, como por ejemplo, su estado físico (es decir si son gases, líquidos o sólidos), el tipo de radiación que emiten (alfa, beta o gamma), el periodo de semidesintegración (vida corta, media o larga), y su actividad específica (baja. media, alta).
      Es normal verlos clasificados en residuos de baja, media y alta actividad y, aunque en algunos países se gestiona cada tipo por separado, en España se hacen sólo dos categorías: los de baja y media actividad por un lado y los de alta por otro.
 
¡¡Los residuos de alta actividad son tóxicos durante unos 250.000 años!!
     La radiactividad ni huele, ni se ve, ni se oye. Aunque se puede medir con cierto tipo de contadores,
es imposible suprimirla.
Las consecuencias de la exposición a una radiactividad elevada son fatales para el ser humano. Está probado que puede
causar la muerte, y en dosis más bajas, provoca cánceres, enfermedades y trastornos genéticos que afectan muy seriamente a la descendencia del afectado.
    En los sesenta años de existencia de la energía nuclear y pese a las enormes inversiones, nadie ha conseguido dar una solución satisfactoria al problema de los residuos radiactivos de alta actividad.
De todos los problemas asociados al uso de la energía nuclear, que aconsejan su inmediato abandono, éste puede ser el determinante.
Los peligrosos residuos son el talón de Aquiles de las centrales nucleares.
Estos letales residuos se están acumulando en las centrales nucleares de todo el mundo. En España también.
La industria nuclear no sabe qué hacer con ellos. Desesperada por el enorme volumen de los residuos radiactivos
y el elevado coste de su gestión,ha tratado y trata de resolver su problema de diversas formas procurando "sobre todo" solucionarlo
de la manera más barata para ellos.
                                                  ~ Dónde están

Baja y Media:
   En España, actualmente, en el cementerio de El Cabril, situado en la Sierra de Hornachuelos (Córdoba), es el cementerio nuclear de residuos de baja y media actividad, a pesar de que en un principio se dijo que allí no se almacenarían residuos procedentes de centrales nucleares, sino sólo de instalaciones radiactivas. En el año 1992 se amplió su capacidad de 15.000 a 300.000 bidones. El Cabril no es, ni mucho menos, un sitio apropiado para instalar un cementerio de residuos nucleares por varias razones:
          * Se encuentra en una zona sismicamente activa, con lo que no es un sitio seguro. 
          * Está en el sur, cuando la mayor parte de las centrales están en el norte, lo cual aumenta los transportes. 
          * Está en una zona de alto valor natural y, además, en la cabecera de cuenca del Guadalquivir, cuyas aguas se contaminarían en caso de escape.
          * Está situado junto a dos embalses que surten de agua a gran parte de los ciudadanos de Córdoba y provincia. 
  Esto demuestra que un cementerio nuclear lo pueden colocar en sitios inapropiados, y que un requisito fundamental para la instalación de un cementerio es la falta de oposición de los ciudadanos.
Alta:
   A excepción de ciertas cantidades que se enviaron a reprocesar al Reino Unido en los años 70, y del combustible utilizado por Vandellós I - cerrada definitivamente tras el accidente de 1989- que también se enviaba a Francia con igual finalidad, los residuos de alta actividad, se almacenan de momento, y de modo transitorio, en las propias centrales nucleares, en unas instalaciones conocidas como piscinas de residuos.

- Los residuos se sepultarían bajo los sedimentos del lecho oceánico. Esto presenta los problemas de que los residuos no son recuperables ni controlables y de que deberían producirse numerosos transportes con el riesgo de accidente. 
Encerrar residuos radioactivos en contenedores o bidones y esperar que se mantengan clausurados hasta la eternidad, es una soberana ingenuidad. En septiembre de 1970, el comandante J. Cousteau presentó ante el Consejo de Europa fotografías de bidones de residuos radioactivos franceses sumergidos en el Atlántico "abriéndose y cerrándose como ostras". Los técnicos preveían que se mantuvieran herméticos y estables.
Ya existen leyes  internacionales que prohíben el depósito de residuos de alta actividad en el mar, si bien siguen existiendo plantas de reprocesamiento de residuos radiactivos (Sellafield y Dounreay en Reino Unido; La Hague en Francia) responsables del 98% de los vertidos radiactivos al Atlántico. Según la Declaración de Sindra (23-07-98, Sindra, Portugal) para el año 2000 deberán "reducir sustancialmente sus vertidos", y para el 2020 deberían ser cercanas a cero.
A pesar de ello hay tres lugares en el mundo que se están investigando: una fosa cerca de Canarias, otra cerca de Azores y otra no lejos de Nueva Zelanda. 
Se ha demostrado que es una insensatez absoluta.

Entierro en los hielos Antárticos Esta opción también ha sido abandonada por incontrolable e inviable y por la firma de acuerdos internacionales sobre protección de la Antártida.
Envío al espacio Esta opción se ha abandonado por razones obvias: no hay más que pensar en la posibilidad de un accidente como el del Challenger, que se encargase de distribuir por la atmósfera toneladas de residuos de alta actividad; cada lanzamiento sería la amenaza de un nuevo Chernobil. Además este método es tan caro que supondría el inmediato cierre de las centrales nucleares.
Transmutación Este proceso consiste en convertir los residuos en otros radionucleidos de vida más corta mediante el bombardeo con neutrones. Presenta el inconveniente de que es muy caro y todavía no se tienen garantías de que el proceso reduzca de forma efectiva la cantidad de radiactividad, puesto que se trata de procesos con una cierta estadística y no siempre se obtienen isótopos menos activos. Dicho expresamente por la propia industria nuclear esto no sería la solución para los residuos radiactivos (Reunión de científicos de 18 países en el Ciemat. Septiembre del 98), aunque sí ampliaría "el negocio" del "mundillo nuclear".
Reprocesamiento Consiste en la separación química de los diferentes componentes de los residuos para su posterior reutilización. Se podría extraer el uranio no gastado y el plutonio para usarlos como combustible de reactores rápidos o para fabricar bombas atómicas. Además se extraen otros isótopos para usarlos como fuentes radiactivas en medicina o con fines industriales. Sin embargo este proceso no es adecuado para resolver el problema de los residuos porque sólo disminuye la radiactividad típicamente en un 3% y, a cambio, multiplica el volumen de los residuos por 160. 
Se trata más bien de una forma de obtener beneficios a partir del combustible gastado. Lo usan de forma comercial cuatro países: Francia, EE.UU., Inglaterra y Rusia. Un total de 16 países tienen combustible reprocesado o planean reprocesarlo. España ha enviado combustible para reprocesar procedente de Zorita a Inglaterra y a Francia procedente de Vandellós I.
Además, las plantas reprocesadoras, se han convertido en las mayores contaminantes radiactivas de nuestros mares. La planta de Sellafield (Reino Unido) planeaba deshacerse de 8.000.000 de litros diarios, de residuos radiactivos, durante los próximos 20 años. La empresa propietaria (British Nuclear Fuels -BNFL) así como COGEMA en Francia deberán parar sus vertidos y limpiar lo contaminado durante años (Declaración de Sindra, Julio-98).
Greenpeace. Marzo-98
Almacenamiento en superficie
Contenedor para Almacenamiento en Superficie
Sería el menos malo de todos. Consistiría en el almacenamiento de los residuos en espacios especiales dedicados a ello, siempre bajo control y con sistemas de refrigeración pasivos. Los residuos deben estar confinados en contenedores especiales con diversos blindajes.  Este proceso presenta la gran ventaja de que los residuos son accesibles y siempre se mantienen bajo control, con lo que se podría actuar sobre ellos caso de producirse algún problema. Tambíén daría la posibilidad de acceder fácilmente a ellos si en un futuro se lograse algún tipo de técnica para su inactivación o aprovechamiento.
Es el método propuesto por grupos no gubernamentales y multitud de científicos. De todas maneras también presenta inconvenientes.
Enterramiento en profundidad (AGP)
 
 

Ejemplo de proyecto de Cementerio Nuclear
Consistiría en depositar los residuos en cementerios a unos cientos de metros de profundidad (entre 500 y 1000 metros) en formaciones geológicas dudosamente estables. Es del todo ilusorio e irresponsable tratar de preveer el comportamiento geológico a miles de años vista. La imprevisibilidad de la evolución geológica, de las corrientes de agua subterráneas y el tiempo que deben estar confinados (del orden de miles de años, es decir, cientos de generaciones) desaconsejan absolutamente esta opción.
Otras situaciones que complican técnicamente esta solución es que las desintegraciones generan gases nobles, al año se genera un volumen aproximado de gas igual al volumen de los residuos lo cual hará aumentar seriamente la presión en el contenedor. Otro problema serio es el calor desprendido que hace necesario pensar en sistemas de refrigeración o de difusión de calor, para evitar que se fundan los residuos y la propia contención. Otro gran problema técnico es la propia radiactividad emitida que hace que cambien las propiedades de los materiales. Un intenso bombardeo de rayos gamma convierte en frágiles materiales que antes eran tenaces.

domingo, 10 de abril de 2011

FUKUSHIMA

La central de Fukushima es con 40 años la segunda más antigua de Japón. La principal operadora nipona, Tokyo Electric Power Co., obtuvo hace un mes el permiso para renovar su actividad. Fukushima sufre ahora riesgo de escape radiactivo tras el terremoto más devastador de la historia de Japón que ha desatado además nuevas dudas sobre posibles irregularidades por parte de la operadora.

La crisis en la central nuclear de Fukushima Daiichi (Fukushima Nº1) sigue siendo "muy grave". Según ha afirmado este jueves un portavoz del Organismo Internacional de Energía Atómica, aunque la situación no ha empeorado significativamente desde este miércoles, sí ha aumentado la radiactividad en la zona de evacuación en torno a la planta. Precisamente, los elevados niveles de radiactividad dentro de la central están dificultando las labores para enfriar los reactores y devolver la energía eléctrica a Fukushima.


Según Andrew, el OIEA recibe datos de radiación de 47 ciudades japonesas, incluyendo Tokio, donde los niveles de contaminación siguen por debajo de niveles peligrosos para los seres humanos.
"La situación actual en la planta de Fukushima Daiichi sigue siendo muy grave... [aunque] no ha habido un empeoramiento significativo desde ayer", explicó Andrew. "La situación es relativamente estable. No se ha deteriorado, lo que es positivo. Pero siempre es posible que empeore", aclaró.



                               ~ EL REACTOR 4


este reactor no despertó inquietud en un principio (se encontraba parado por mantenimiento cuando el viernes se produjo el terremoto y el núcleo del reactor no contenía combustible), una explosión de hidrógeno y dos incendios han dañado la instalación, dejando en un estado crítico la piscina en la que se aloja el material gastado.
Al igual que es necesario evitar el calentamiento del combustible de los núcleos (algo que ahora intentan en los reactores 1, 2 y 3, los tres que funcionaban cuando se produjo el terremoto, de los seis que tiene la central), es necesario mantener refrigerado el material gastado, pues si se calienta y se daña y emite sustancias radiactivas .